martes, 29 de noviembre de 2011

RUBRICA El ensayo, qué es y cómo se escribe

RUBRICA El ensayo, qué es y cómo se escribe

RUBRICA

El ensayo, qué es y cómo se escribe.

Ricardo Coronado Velasco
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Ricardo Coronado Velasco
El ensayo, qué es y cómo se escribe
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Ricardo Coronado Velasco
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Indice
Presentación ........................................................... 5
Definiciones y generalidades ...................................7
¿Qué es el ensayo? .............................................7
¿Qué tipos de ensayos existen? .........................7
¿Objetivos básicos del ensayo?......................... 8
¿Existen algunas formas afines al ensayo? ...... 9
¿Cómo diferenciar el ensayo de las demás
formas afines? .................................................. 9
¿Cuál sería la arquitectura del ensayo? ...........10
¿Cómo se estructura un ensayo para ser
evaluado en clase? ...........................................10
¿Cómo entender el estilo? ............................... 11
¿A qué recursos puede apelar el estilo? .......... 11
¿Cuáles son las cualidades primordiales de un
buen estilo?...................................................... 11
Ejemplo de ensayo literario ................................... 13
Ejemplo de ensayo académico.............................. 23
El ensayo, qué es y cómo se escribe
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Ricardo Coronado Velasco
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Presentación
El ensayo es uno de los instrumentos más eficaces de la inteligencia
para la comunicación de ideas, el estudio y la reflexión.
Alfonso Reyes lo denominó “el centauro de los géneros”, por su
espléndido poder persuasivo y su asombrosa capacidad de mimesis,
que le permite adoptar las formas más insólitas. Un híbrido
constituido por la potencia del pensamiento y la belleza
de la palabra.
Sin embargo, en los círculos académicos de nuestro país,
su práctica ha sido desterrada, olvidada.
Es notable sobre todo en los niveles de posgrado, especialmente
en las áreas no humanísticas. Ahí, ni los profesores ni los
estudiantes escriben. La expresión a través del ejercicio de la
pluma es raquítica y hasta rudimentaria. No solo se desconoce
el ensayo, sino también, casi por completo, los recursos literarios
que permiten sustentar argumentos, destacar un razonamiento,
defender una opinión.
Se trata de un grave problema de educación, cuyas raíces se
extienden hasta los niveles de la primaria. Uno de los puntos
frágiles de las estrategias nacionales en materia educativa.
Por otra parte, con frecuencia los maestros piden a sus alumnos
“trabajos finales” por escrito. Pero, en la universidad, raras
veces se establecen cursos que enseñen a elaborarlos. Se parte
de una premisa falsa: “¡Lo debieron de haber aprendido en la
preparatoria!”. No obstante, la experiencia señala lo contrario.
Así, los estudiantes confeccionan sus textos con estructuras
anárquicas y estilos sin concierto, con resultados, en ocasiones,
hasta deplorables. Ignoran incluso que hay normas internacionales
sobre su presentación.
Nos encontramos, pues, ante dos escenarios aparentemenEl
ensayo, qué es y cómo se escribe
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te antagónicos, contradictorios. En uno, el ensayo ha sido arrinconado;
en el otro, en cambio, se demanda sin consideración la
producción de escritos. En mi opinión, es necesario tender un
puente entre los dos espacios.
De ahí el propósito de este folleto. Exponer los conceptos
principales sobre qué es y cómo se escribe un ensayo. No consiste,
de ninguna manera, en un tratado sobre el tema; sí de un
bosquejo que proporcione a los interesados los elementos del
género. Una invitación a profundizar en libros más específicos
y a cultivar con esmero el hábito de ensayar.
Si mi empeño prendiera por lo menos en alguno de los lectores,
bien habrá valido la pena dedicar mis esfuerzos a la preparación
de este esbozo.
Ricardo Coronado Velasco
Ricardo Coronado Velasco
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Definiciones y generalidades
¿Qué es el ensayo?
Son varias las definiciones. Pero todas convergen en considerarlo
como:
una reflexión escrita en estilo literario.
la literatura de ideas.
la reflexión —reflejo de nuestra mente— del mundo, de
la vida, del contorno, de lo que está ahí.
es poner en marcha el pensamiento; razonar sobre lo
dado.
¿Qué tipos de ensayos existen?
Fundamentalmente dos corrientes:
La línea de Montaigne, que es el ensayo literario, con
características de ser:
Subjetivo, en cuanto a que refleja las ideas, percepciones,
sentimientos… desde la perspectiva estrictamente
personal de quien ensaya. La impronta personal
está presente, implícita o explícitamente, en todo
momento. Es el “yo” quien habla, no los hechos o estadísticas.
Libre, en su interés por cualquier tema.
Caprichoso, porque no atiende a reglas formales
expositivas ni de estilo; más bien deja libre a la creatividad,
regodeándose en el placer estético, el gusto
por el lenguaje, el goce intelectual del razonamiento.
El ensayo, qué es y cómo se escribe
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En este sentido, al decir de Imbert, el ensayo literario
es un ejercicio de inteligencia en donde “la lógica
se pone a cantar”.
Carece de todo aparato crítico o erudito. Su libertad
e irregularidad no se sujeta al método científico de la
observación y experimentación. No le importan los
hechos repetibles, comprobables o críticos.
La línea de Bacon, el ensayo académico, que a diferencia
del literario es:
Impersonal, ya que no se trata de mostrar las impresiones
del autor, sus sentimientos acerca de, sino los
resultados irrefutables que determinan los hechos. No
importa cómo el autor percibe el asunto, eso es subjetivo,
sino lo que objetivamente es el asunto.
Orgánico, a diferencia del literario, que cuyo ejercicio
atiende solamente a las inclinaciones y gustos del
ensayista, el ensayo académico debe estar escrupulosamente
cuidado en su construcción interna y externa.
Su arquitectura se sujeta a los cánones establecidos.
Expositivo, en cuanto a que debe ser lógico, riguroso
en su forma y estilo de exposición, y
Contiene ineludiblemente un aparato crítico o erudito
que, aunque ligero, permite la comprobación de
toda premisa, cita, o aserto que se presente.
¿Objetivos básicos del ensayo?
Ya en la líneas de Montaigne, ya en la académica, el ensayo persigue
en general:
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Confesarse: por su tono conversacional, su gusto por la
anécdota, la necesidad de expresar el propio carácter.
Persuadir: por la exposición de ideas, opiniones y teorías,
con la intención de ganar adeptos.
Informar: por la erudición que refleja.
Crear arte: por los recursos literarios a los que apela
con un propósito puramente estético.
El ensayista pone el acento en una o varias de estas cualidades.
¿Existen algunas formas afines al ensayo?
Dentro de las principales están:
EL ARTÍCULO: ligado al periodismo, por lo común más breve
que el ensayo, sus temas son más inmediatos o de
“actualidad”.
EL ESTUDIO CRÍTICO: trabajo de examen frío, de indispensable
erudición y método severo.
LA MONOGRAFÍA: de intención didáctica, se aplica a un tema
preciso con propósitos exhaustivos.
LA CRÍTICA: una función del espíritu por la que se enfrenta
con diferentes propósitos, alcances y rigor a los productos
culturales.
EL TRATADO: estudio estructurado y riguroso que pretende
entregar toda la sabiduría existente sobre el tema.
¿Cómo diferenciar el ensayo de las demás formas
afines?
El ensayo es por lo común breve, pero de temas muy diversos;
no lo define el objeto sobre el cual se escribe, sino la actitud
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del escritor ante el mismo; actitud de prueba, de examen, a veces
de tentativa, de sondeo. Es una cala, una avanzada, un tiento
por el que se reconoce un terreno nuevo, inexplorado. Puede
tener o no un aparato crítico o erudito. En el fondo es una hipótesis,
una idea que se ensaya.
¿Cuál sería la arquitectura del ensayo?
Por su forma o ejecución verbal, el ensayo puede tener una dimensión
estética en la calidad de su estilo, pero requiere al mismo
tiempo, una dimensión lógica, no literaria, en la exposición
de sus temas.
Por su materia significada, el ensayo se ocupa de asuntos
de cualquier disciplina. Es una peculiar forma de comunicación
cordial de ideas, en la cual éstas abandonan toda pretensión de
imparcialidad e impersonalidad.
¿Cómo se estructura un ensayo para ser evaluado en
clase?
La estructura de un ensayo comprende dos dimensiones: la
interna y la externa.
En la estructura interna hay tres elementos fundamentales:
Planteamiento de la cuestión
Desarrollo, que se puede subdividir en:
Análisis.
Enumeración de premisas y argumentos.
Propuesta de alternativas y su valoración.
Solución, establecimiento de la hipótesis, o conclusión
(necesaria en el caso de un ensayo académico).
En cuanto a la estructura externa, siempre es necesario tomar
en cuenta cosas tales como:
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Cuartilla a doble espacio.
Ortografía impecable.
Márgenes regulares.
Mayúsculas y minúsculas.
Proporción estética de las fuentes.
Citas a pie de página o al final.
Citas textuales con llamadas de atención y tipografía adecuadas.
Presentación de gráficas y tablas para información
expositiva.
¿Cómo entender el estilo?
Albalat dice al respecto: “Todos pensamos las mismas cosas: la
diferencia está en la expresión y el estilo. Éste es el reflejo del
corazón, el cerebro y el carácter.” El estilo es por lo tanto, la
impronta personal que imprimimos a todo lo que hacemos.
¿A qué recursos puede apelar el estilo?
Un buen estilo acude a la riqueza del idioma. La retórica ofrece
ricos aparatos: las comparaciones, la metáfora, la ironía, la hipérbole,
la paradoja, la antítesis.
¿Cuáles son las cualidades primordiales de un buen
estilo?
Azorín establece tres:
Claridad: pensamiento diáfano, conceptos bien digeridos,
exposición impecable (sintaxis correcta y léxico al
alcance de la mayoría).
Concisión: emplear sólo aquellas palabras que sean absolutamente
precisas para expresar lo que queremos. Lo
contrario a la vaguedad, la imprecisión, el “rollo”.
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Sencillez: que se refiere a la naturalidad tanto en la construcción,
la composición de lo que escribe, como a las
palabras. Es lo contrario a lo enrevesado, lo artificioso,
lo afectado. La sencillez es la elegancia
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Ejemplo de ensayo literario
El siguiente es un ejemplo de ensayo literario. Léalo y verifique
las características mencionadas anteriormente. Note que no tiene
ningún aparato crítico ni erudito.
Se ha escrito a propósito con máquina de escribir mecánica,
para destacar algunos aspectos. Por ejemplo, los títulos se
indican con doble subrayado; el subrayado simple equivale a
escribir las palabras en cursiva; no se justifica el margen derecho,
etc.
Ahora bien, un trabajo final deberá contener:
Una portada que identifique al autor, el curso, el título
del ensayo, el nombre del maestro y, en forma opcional,
la universidad (esto ayudará a que su trabajo no se extravíe,
en el caso que el profesor también lo sea de otra
institución).
El texto, propiamente dicho con sus páginas numeradas
(para la numeración debe contarse desde la página
del título y las preliminares —si es que lleva—, aunque
en éstas no se escriba el número de página).
Una hoja de bibliografía (si es que se exige).
No olvide que la elegancia está en la sencillez (no en la
simpleza, desde luego). Una presentación demasiado
cargada de adornos resulta de pésimo gusto, y a veces
hasta ridícula.
Enriquezca su trabajo (cuando se requiera) con gráficas,
diagramas, mapas o fotografías, pero nunca agregue
adornos de ninguna especie como paisajes, flores, u
otro adefesio. Tampoco utilice papel amartillado,
enmarcado, o con fondos graciosos. Lo mejor, más económico
y elegante es el simple papel bond blanco.
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Nunca entregue un trabajo final sin encuadernar (sea
cual fuere el sistema: engargolado, etc.). Además, conserve
una copia exacta del mismo. Esto le prevendrá
contra pérdidas irrecuperables.
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Universidad Iberoamericana Plantel Laguna
Maestría en Administración
Curso:
Análisis del Ensayo
Trabajo final:
Los libros, esos buenos amigos
ensayo por
Ricardo Coronado Velasco
Profesor:
Dr. Guy Rozat
Torreón, Coah., Abril 17 de 1997.
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Los libros, esos buenos amigos
Los hay de atril, raros y curiosos, de
bolsillo, best-seller, encadenados, expurgados,
prohibidos, sagrados, demoniacos, con
anotaciones marginales, negros, folletos, románticos,
de cabecera, de horas,
palimpsestos, y, muy recientemente, en
diskette y en disco óptico (CD)…; hay incluso
el libro virgen —el intonso, o no refilado—,
para espíritus en extremo exigentes (conozco
a un hombre que anda a su caza: “no te imaginas
—dice— el placer que siento al saber que
mis ojos son los primeros en posarse sobre
sus hojas”).
La bibliofilia o bibliomanía, es el origen
El ensayo, qué es y cómo se escribe
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de ricas bibliotecas. Yo he tenido la suerte
de conocer y gozar dos verdaderas joyas.
Una, la Colección Alfonso Méndez
Plancarte, conservada por el Tecnológico de
Monterrey. La disfruté durante mi vida de estudiante.
Entre sus paredes —de más de dos
mil valiosos volúmenes— me refugié horas inolvidables,
devorando lo que pude. Contenía
obras originales del siglo XVII y XVIII.
La otra, la Colección Genaro García. Superior
en número, pero comparable en valor a la
Méndez Plancarte. Es parte fundamental de la
Biblioteca de Estudios Latinoamericanos de la
Universidad de Texas en Austin. Allá se encuentra,
y qué bueno. Porque la han sabido
Ricardo Coronado Velasco
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conservar íntegra. Más especializada en historia
de México, es una consulta obligada
para todo estudioso de nuestro pasado. Durante
dos años abrevé en ese espléndido venero.
Constituye uno de los más gratos recuerdos de
mi estadía en los Estados Unidos. Ahí me picó
el gusano de escribir —y lo hice— mi libro
sobre Aguascalientes. En buena hora.
Los tecnólogos aseguran la sustitución del
libro por cosas como los discos ópticos (CD).
Yo no lo creo así. Existe una belleza intrínseca
en el libro como objeto, que ningún medio
de la casquivana informática puede suplir.
Un libro está bien o mal escrito, sostieEl
ensayo, qué es y cómo se escribe
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nen algunos. En cambio Cervantes afirma que
no lo hay tan malo que no tenga algo bueno; y
el místico Kempis escribió: “he buscado en
todas partes el sosiego, y no lo he encontrado
sino sentado en un rincón con un libro en
las manos.”
Si un libro es despreciable lo denominamos
libraco, o libracho; si pequeño, librete,
libretín, librillo, libelo, aunque este último
también puede ser infamatorio.
Por sus alas en forma de libro, al caballito
del diablo lo nombramos libélula.
Y así las cosas “ahorcamos los libros”
cuando nos abandonamos al estudio. “Se mete
en libros de caballería” quien se mezcla en
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lo que no le importa…
Pero siempre encontraremos, como Lope de
Vega:
En cualquier libro discreto
(que si cansa, de hablar deja)
un amigo que aconseja
y reprende en secreto.
Y qué mejor refugio que los libros. Así lo
cantó Quevedo, en su hermoso soneto:
Retirado en la paz de estos desiertos
Con pocos, pero doctos libros juntos,
Vivo en conversación con los difuntos,
Y escucho con mis ojos a los muertos.
Si no siempre entendidos, siempre
abiertos,
O enmiendan, o secundan mis asuntos,
Y en músicos callados contrapuntos
Al sueño de la vida hablan despiertos.
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Ejemplo de ensayo académico
El ensayo siguiente es un ejemplo del ensayo académico. Compárelo
con las propiedades anotadas.
Aquí se utilizó una computadora (con este aparatejo tiene
usted la posibilidad de darle a su trabajo una apariencia casi
tipográfica. También proporciona una buena forma para intercambiar
información con otros archivos y programas. Sin embargo,
una modesta máquina de escribir electrónica puede darle
acabados de calidad.
Atienda al buen gusto en la selección de las fuentes (los tipos).
Se recomienda utilizar un sólo tipo de letra (la mezcla copiosa
e indiscriminada resulta algo más que horrenda). Del tamaño
del tipo dependerá la legibilidad del texto. Los de 12 y 14
puntos son frecuentes. También es importante la proporción
entre los distintos elementos. Por ejemplo, si el texto está a 12
puntos, los título a 16 y subtítulos a 14 dan una apariencia de
proporción.
En cuanto al contenido, observe que existe mayor rigor
expositivo. En los cinco primeros párrafos se establece el planteamiento
de la cuestión (que mencionamos en la página 11) y
se explícita lo que se va a ensayar.
A partir del sexto renglón, comienza el análisis del asunto.
Se enumeran premisas, se exponen argumentos, etc.
Para comodidad del lector, no incluimos el ensayo completo.
Con una línea punteada se indica el punto del corte. Únicamente
se ha dejado al final lo que corresponde a la conclusión.
Ésta comienza en el título “Fusión de horizontes”, que está inmediatamente
después de la línea. Fíjese en el estilo estructurado
en que se enuncia esta última parte: es propio de esta clase
de ensayo.
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Observe el aparato crítico (notas al final de página). Ellas
sustentan todo lo que se afirma. Note también que no son expresadas
caprichosamente; se sujetan a las normas establecidas
por la MLA.
Al final de las citas textuales se indica, con una nota a pie
de página, el libro y la página de donde proviene.
Cabe mencionar lo siguiente: debido al espacio disponible,
los dos ejemplos presentados aquí se imprimieron por ambos
lados de la hoja; sin embargo, en la práctica, un trabajo final se
imprime sólo por un lado. Además, las hojas de la portada no se
numeran, pero sí se toman en cuenta en la numeración total del
trabajo.
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Curso:
Introducción al Análisis de Fuentes
ensayo:
Ensayo de lectura crítica a un texto del siglo XIX
por
Ricardo Coronado Velasco
Profesor:
Alfonso Sánchez Mejía
Universidad Iberoamericana Plantel Laguna
Maestría en Historia
Torreón, Coah., abril 17 de 1997
El ensayo, qué es y cómo se escribe
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“EL ACTO DE LEER ES básicamente el acto de entender”, dice Alfonso
Mendiola,1 Pero leer es una actividad dialógica en la que intervienen
dos elementos insustituibles: texto y lector. Aquél no se actualiza
sin éste. El lector construye el significado del texto al participar
“productivamente” en el proceso de la lectura. Por lo tanto, leer es
crear o recrear, junto con el autor, el sentido del texto. La intervención
del lector es esencial. De ahí la importancia de la estética de la
recepción.
Por otra parte el oficio de historiar es en gran medida el oficio
de leer. “El historiador fundamenta la validez de los resultados de sus
investigaciones en el acto de leer.”2 Ante el historiador las fuentes se
manifiestan como textos henchidos de significado, y le exigen leerlos.
(Entendida aquí la connotación de texto en su forma más general:
desde la propiamente literaria hasta una vestimenta, un edificio, una
columna …).3 El texto es un cúmulo de respuestas para las que el
historiador deberá encontrar las preguntas que aquéllas satisfacen. Se
trata de una acto dialéctico pregunta–respuesta que deberá entablarse
entre ellos. Una reunión de amorosa comunicación: “El libro o texto
no habla mas que al que lo interroga.”4 Un encuentro en donde el
historiador podrá conocer “quién, cómo y de qué” le hablan las fuentes.
En este trabajo me propongo realizar una concreción del acto de
leer, de acuerdo a la propuesta metodológica expuesta en la antología
compilada por Alfonso Mendiola Mejía.5 El modelo de lectura consta
básicamente de tres niveles. El primero, un acercamiento inicial —
espontáneo, impresionista— con el texto, en donde se reconozca e
identifique el texto literal o manifiesto; en pocas palabras, saber lo
que se dice y cómo se dice. El segundo nivel tiene que ver con la
situación del lector; es decir, como lectores actuales debemos de reEl
ensayo, qué es y cómo se escribe
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conocer el horizonte, “el ámbito de visión que abarca y encierra todo
lo que es visible desde un determinado punto”,6 desde el cual leemos
el texto. Y el tercer nivel consiste en la reconstrucción del horizonte
de los lectores a quienes estuvo destinado dicho texto, para conocer la
manera como era leído, para entender la constitución de su “función
comunicativa originaria”. Finalmente, la “fusión” de estos horizontes
nos permitirá construir el sentido del texto–documento.
Si bien en la práctica los tres niveles pueden suceder simultáneamente,
para fines expositivos los distinguiré como delimitados en
tiempo y espacio. Cada uno de ellos, sin embargo, se realizaron siguiendo
las diferentes posturas —las que resultaron más adecuadas—
presentadas en la antología. En el transcurso de la explicación indicaré
oportunamente los autores y métodos a los que me acogí.
Como material de ensayo tomé un fragmento del tomo XI de las
Cartas Físico–Matemáticas de Teodosio a Eugenio, de Teodoro de
Almeyda, publicado en Madrid, en 1803. En el apéndice incluyo una
copia del original.
Primer nivel
Saber lo que se dice y cómo se dice. Ubiquemos e identifiquemos el
fragmento. Es un texto titulado “De algunas consecuencias que debemos
sacar de estos hechos ciertos, y se trata de las dos corrientes de
materia eléctrica efluente y afluente”7 , corresponde a la sección VIII
(pp. 17-20), de la carta XVII, incluida en el tomo XI, de la obra Cartas
Físico–Matemáticas de Teodosio a Eugenio, de Teodoro de
Almeyda, publicado en Madrid, en 1803. El autor fue un religioso de
la Congregación del Oratorio de S. Felipe Neri, y de la Academia de
las Ciencias de Lisboa.
Desconozco cuántos tomos la constituían; yo conservo el I, II,
VIII, XI y el XV. En adelante referiré las citas simplemente por
“Almeyda” y el número de página.
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El tomo XI —al que pertenece nuestro texto— contiene dieciocho
cartas numeradas consecutivamente desde la XVII hasta la
XXXIV. En cada una de ellas se tratan diferentes aspectos de la física
y la matemática. La carta XVII discurre sobre la electricidad en dieciocho
secciones clasificadas con números romanos. Los temas van
desde un intento de definir qué es electricidad (§ I) hasta consejos
sobre “Del modo práctico de preservar de rayos los edificios” (§
XVIII). El tratamiento se organiza con un nivel de dificultad progresivo
y se apoya en una serie de finas ilustraciones de intachable elaboración.
En cuanto al estilo, el autor recurre al género epistolar. El personaje
es Teodosio que instruye a su amigo Eugenio sobre los “efectos
tan caprichosos y extravagantes” de la “Filosofía Natural”. La carta
XVII inicia con una disculpa de Teodoro a Eugenio por el aplazamiento
en enseñarle sobre la electricidad (he respetado la ortografía
de la edición):
No sé, amigo Eugenio, si estaréis algún tanto admirado, y aun
quejoso de que yo haya omitido esta famosa materia en las instrucciones
que os he dado. Hasta ahora he observado silencio en
este punto por dos razones: la primera, porque esta materia era
para mí nueva al principio por no haberla tratado con mis propias
experiencias: por otra parte hallaba yo los efectos tan caprichosos
y extravagantes, que me pareció imprudencia dar por
entonces doctrina que merecieses atención. Mas después que
me vi en términos de dar lecciones en esta materia con experimentos
hechos por mi mano, me ha ocurrido tales ocupaciones,
que no me ha sido posible escribiros despacio sobre el asunto:
ya como curioso tendréis de él bastante noticia; mas ahora lo
querréis saber como Físico.8
La § VIII consiste en obtener las primeras conclusiones de los
El ensayo, qué es y cómo se escribe
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conceptos que ha venido exponiendo a través de las secciones I a la
VII. En un prurito de circunspección, Teodosio escribe:
Para que no seamos como los charlatanes que se contentan
con recrear al pueblo cosas nuevas, vamos sacando ya algunas
coseqüencias justas, y dexando á los señores Físicos de primer
órden disputar con saña y espíritu de partido unos contra otros:
nosotros convendrémos en lo que mejor nos parezca.9
La presentación la divide en dos “Proposiciones”, tomadas de
las “conseqüencias infalibles” del abad Nollet. La Proposición I define
como “corriente de materia efluente”10 al “arroyo” de materia que
sale de los cuerpos electrizados y se introduce “de buena voluntad”en
los no electrizados que estén cerca, o se “esparce por todos lados”, en
el caso de no encontrar un cuerpo donde meterse. La segunda proposición
—Proposición II— establece como afluente al “ arroyito de
materia invisible” que entra al cuerpo electrizado. Prueba su existencia
con un experimento que explica11 apoyándose en una ilustración
— estampa I, fig. 2—. Es interesante la exposición pulcra de los detalles
del experimento. En el último párrafo Teodosio advierte que el
plato que ha de contener los corpúsculos denunciantes del arroyito
afluente “no ha de ser de vidrio, porque entonces no puede pasar fácilmente
la materia […].”12
Fusión de horizontes
Atemos los cabos sueltos. El camino ha sido productivo. Me acerqué
al texto de Almeyda con actitud dialógica, dialéctica, con el juego
hermenéutico de reglas pregunta–respuesta, con el afán de encontrar
las preguntas a las que el texto da una respuesta. Seguí fiel y conscientemente
el método general propuesto de tres niveles de lectura.
Indagué sobre el lector modelo e histórico y traté de reconstruir sus
Ricardo Coronado Velasco
31
correspondientes horizontes de expectativas. Ahora, con estos elementos
—con la fusión de ambos horizontes— intentaré reconstruir
el sentido del texto.
Los resultados de mi lectura crítica son:
1. De acuerdo a mi situación —mi horizonte— el texto de
Almeyda no proporciona, en primera instancia, una explicación
satisfactoria del fenómeno eléctrico. A la luz de las teorías contemporáneas
resulta ingenua, limitada y, sobre todo, desprovista
de un aparato matemático que permita precisar y cuantificar los
efectos. Evidentemente, para el lector moderno, el texto está años
luz de responder a sus preguntas sobre la constitución de la naturaleza.
Sin embargo, despreciarlo por ello equivale a pensar que
su sentido es uno sólo y no más. Pero el documento es inagotable,
de múltiples sentidos. Por lo tanto, sigue dando respuestas a
preguntas que sepamos plantearle adecuadamente. ¿Pero cuál o
cuales?
2. El espíritu científico del lector de la época coincide con el
del autor, en el momento en que la obra sale a la luz. Por lo tanto
el horizonte de expectativas de aquel es plenamente satisfecho.
Almeyda presenta al fenómeno estudiado con las teorías más
aceptadas entonces. Es escrupuloso en sus conclusiones; fiel al
método científico, describe con rigor sus experimentos, de manera
que puedan ser repetidos y comprobados.
3. Si bien la interpretación de Almeyda, acerca del fenómeno
eléctrico —y que está basada en la que postulaba entonces
Nollet— es cándida, es en esencia correcta. Haciendo una analogía
con los conceptos actuales de la física cuántica, un cuerpo
está constituido por dos tipos de carga (para Almeyda, dos tipos
de corrientes): positiva y negativa (Almeyda: corrientes afluente
y efluente). Cuando un cuerpo tiene exceso de carga negativa
(Almeyda: cuerpo electrizado) y se aproxima a otro con insufiEl
ensayo, qué es y cómo se escribe
32
ciencia de la misma carga, tiende a establecerse el equilibrio: las
cargas negativas del aquel pasarán a éste (“sale […] un arroyo de
materia hacia afuera, y busca los no electrizados si están cerca”
13 ).
4. Pero desde el punto de vista de equilibrio eléctrico —cargas
negativas = cargas positivas—, decir que salen cargas negativas
equivale a decir que entran cargas positivas. Y Almeyda lo establece
así: “Mientras la máquina eléctrica están en acción [mientras
el cuerpo está electrizado] va al conductor materia invisible
[corriente afluente] que sale de los cuerpos cercanos.”14
En conclusión, aunque el texto analizado resulte cándido e
intranscendente como texto científico para la actualidad, es sin embargo
un valioso documento para la historia de las mentalidades científicas
de la Nueva España, pues proporciona elementos para reconstruir
el pensamiento científico de la Colonia durante los finales del
siglo XVIII y principios del XIX.
Ricardo Coronado Velasco
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1 Alfonso Mendiola Mejía, Introducción al análisis de fuentes
(Universidad Iberoamericana, Departamento de Historia, México,
1994).
2 Mendiola 15.
3 Cfr. Mendiola 15.
4 Mendiola 127.
5 Ibíd.
6 Mendiola 126.
7 Aunque toda la carta XVII trata acerca de la electricidad, es en
este fragmento en el que concluye con las ideas principales acerca
de su naturaleza.
8 Almeyda 1
9 Ibíd. 17
10 Ibíd.
11 Almeyda 19 - 20
12 Ibíd. 20
13 Ibíd. 17
14 Ibíd. 18
El ensayo, qué es y cómo se escribe
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Esta tercera edición de
El Ensayo, qué es y cómo se escribe,
de Ricardo Coronado Velasco,
se terminó de imprimir
el 6 de octubre de 1998.
La tipografía, formación y
cuidado editoria
serealizaron en
El Unicornio, Servicios Editoriales, S. A. de C. V.
En su composición se usaron tipos
Georgia de 10:14 y 14 puntos.
La edición consta de 300 ejemplares
en papel Bond de 60 gramos,
al cuidado de
Diana Vázquez Peña
El ensayo, qué es y cómo se escribe
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